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LOS TRABAJOS DE MARGARITA
1. Conseguir la gallina que pone los huevos de oro.
2. Ayudar a mi amigo de hojalata a recuperar su corazón.
3. Matar al gran dragón de doce cabezas Kelme.
4. Encontrar la llave perdida.
Para demostrar que los haces me mandarás la gallina, una carta de mi amigo conforme
le ayudaste, una cabeza del gran dragón y la llave en una caja a esta dirección: Coirós 15316 cuando lo tenga, liberaré a tu madre”.
Margarita, al acabar de leer la nota, fue directa a su habitación a preparar la maleta para ir a Colombia dónde se encontraba la gallina. Iba a hacer todo sabiendo que era peligroso. Al día siguiente llegó a Colombia y fue directa a la granja de Reportic, él propietario de la gallina. Margarita sabía que no le sería fácil conseguirla, pero para salvar a su madre haría todo lo posible.
-¡ Hola ,buenas tardes! Quiero comprar la gallina que pone huevos de oro.
¿ Cuánto pide por ella ? - dijo Margarita.
-Ja,ja,ja,ja,ja,ja ( se echó a reír Reportic) ¿qué quieres comprar la famosa gallina? ¡Eso te va a ser muy difícil! Nadie tiene tanto dinero para comprar la gallina.
-No lo sabe, ¿ usted , cuánto pide por ella? - le pregunto otra vez Margarita.
-La gallina no está en venta, señorita; ahora, si me disculpa, me tengo que ir.
Margarita siguió insistiendo pero no consiguió nada. “Volveré, a por ella, de noche (pensó Margarita)”.
Efectivamente, de noche, Margarita volvió a la granja de Reportic. Entró en la granja, pero había muchos gallinas ¿Cómo sabría cuál era la gallina que ponía huevos de oro? De repente, alzó la vista a una caja de plata; caminó hasta llegar a ella y contempló lo que tenía dentro. ¡Era la gallina famosa! La cogió y se fue con ella hasta el apartamento en el que estaba hospedada. Esa misma noche se fue de Colombia. Ahora, tomaría destino a la Ciudad del Picoto : allí se encontraba, el hombre de hojalata, el que necesiaba un corazón .
-Hola, soy Margarita, vine hasta aquí para conseguirte un corazón, para que vuelvas a amar -dijo Margarita.
-¡Hola !,¡Gracias por venir! ya he escrito la carta para mi amigo.
La tendré yo hasta que me consigas el corazón -dijo el hombre de hojalata.
Margarita tenía una idea pensada para su problema: mataría a un animal del bosque y le pondría el corazón al hombre de hojalata. Así lo hizo y....puff el hombre de hojalata ya no era de hojalata: era de carne y hueso, gracias al corazón.
-¡Gracias por ayudarme! ¡Toma la carta ! Espero que recuperes a tu madre.
-Yo también lo espero. ¡adiós! -dijo Margarita .
Pasaron, dos, tres, cuatro.... y Margarita seguia caminando hasta que llegó al refugio del gran dragón Kelme.
-¡Como hago para matar al gran dragón! y ¡ lleva doce cabezas! - pensó para ella.
Se hizo de noche y Margarita, hizo una hoguera para calentarse. Cuando estaba casi dormida, oyó un ruido: ¡¡ Era Kelme!! Quiso cojer una de sus cabezas, pero no lo consiguío: Margarita se la cortó con un cuchillo, pero le volvio a nacer ¿ Cómo podia matarlo si le volvían a nacer las cabezas? Se la volvió a cortar y le quemó la herida. !Sorpresa! La cabeza no le crecío y así con el resto de las cabezas.
Cuando terminó con Kelme, cogió una cabeza y la metió en la caja, junto a la gallina, y la carta del hombre. Margarita, más aliviada, del susto se echó a dormir y a pensar en cómo conseguir la llave. ¡ No sería muy dificíl encontrarla! sabíendo, que la llave se encontraba en un pozo. Bajó dos metros, y se encontró toda clase de insectos hasta que llegó a la llave, pero estaba introducida en la piedra: ¡ no le fue facil pero lo consiguio! Finalmente volvió a casa con todo lo que le pedia el secuestrador de su madre. Envió la caja a la dirección que le dio. Ahora, nada más faltaba, para que liberaran a su madre. Pasaron dos semanas y Margarita recibió una llamada, en la que le comunicaron , que fuera a buscar a su madre al almacén abandonado. Allí estaba, Margarita y su madre, se abrazaron, se fueron para casa y vivieron FELICES.
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Abrió la puerta. Dijo — ¡Mamá! Nadie le respondió. En la cocina el suelo estaba ocupado por una alfombra de cristales rotos. Los cristales estaban dispersos por toda la cocina, eran dos vasos rotos. Fue hasta el salón, la luz del salón estaba encendida y la televisión, pero nadie había allí y entonces volvió a llamar a su madre y no tuvo respuestas, apagó la televisión y la luz y se fue para la planta de arriba, a su cuarto. Se sentó encima de su cama y se puso a pensar dónde podía haber ido su madre. Escucho cómo golpeaban las ventanas del desván, las cuales siempre estaban cerradas. Subió hasta el desván donde su madre normalmente tendía la ropa, allí estaba el cubo de la ropa con ropa mojada y las ventanas abiertas y al lado del tendedero había una navaja con sangre. Cuando la vio, echó un grito empezó a correr hacia abajo. Fue al cuarto de su madre y ella estaba tirada en el suelo: muerta.
FÁTIMA BARALLOBRE